A pesar del bajo nivel de las canciones que este año participan en el festival de Eurovision, me entusiasma mucho la idea de que, a diferencia de años anteriores, hasta el momento no han surgido claros favoritos para ganar el primer puesto.
Ya han sido tres años consecutivos en donde el claro favorito en las encuentas y casas de apuestas se lleva el trofeo a casa - unas veces bien merecido, otras no - y le quita un poco la emoción a las votaciones, de por sí predecibles.
Este año habrá que esperar por cómo desarrollan los preparativos de cada delegación a ver si a medida en que vayan revelando detalles de sus performances podremos predecir el anfitrión del año entrante.
Por los momentos me dedicaré a aprenderme (o tratar de) todas las canciones de este año, dar mi opinión sobre los 39 participantes y esperar por una votación tan emocionante como la de 2003.
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